Que ser mujer no cueste la vida

La violencia contra las mujeres es uno de los flagelos más devastadores de nuestra sociedad. Desde siempre nos han inculcado proteger a las mujeres, y por eso me siento orgulloso y valoro el esfuerzo que está realizando la bancada púrpura del Atlántico, especialmente nuestras diputadas Alejandra, Lourdes, Isabella y Merlys, quienes han visitado diferentes entidades nacionales con el propósito de encontrar soluciones a esta problemática que lacera lo más valioso de nuestra comunidad: las mujeres.

Cuentan con nuestro acompañamiento para impulsar políticas públicas reales que beneficien a las mujeres y aseguren que ninguna más vuelva a sufrir maltrato o a perder la vida a manos de estos asesinos que, de forma despiadada, las arrancan de su familia y comunidad.

La Gobernación del Atlántico, junto a la Asamblea y nuestras diputadas, están trabajando para reducir de manera significativa este flagelo que tanto nos afecta. Nuestra meta es clara: que ninguna mujer en Atlántico vuelva a sufrir esta violencia. Como sociedad, no podemos permitir que sigan ocurriendo estos crímenes atroces.

El país se encuentra de luto por la pérdida de Jennifer en Repelón, Atlántico, y de Sofía en el Valle del Cauca, dos mujeres a quienes la violencia les arrebató la vida de forma cruel. Estos casos evidencian la necesidad urgente de proteger a nuestras mujeres, como nos enseñaron desde niños. Esperamos que el Congreso, que tiene el poder de legislar, apruebe leyes más estrictas que castiguen con mayor severidad estos feminicidios, para que ninguna niña o mujer vuelva a ser víctima de estas tragedias.

Alzamos nuestra voz en solidaridad, acompañamiento, fortaleza y fe con las familias de Jennifer, Sofía y todas las víctimas de feminicidio en Colombia. Aunque no haya consuelo suficiente para llenar el vacío que dejan, desde el Atlántico seguiremos firmes en nuestra convicción: ni una más debe sufrir.

Como sociedad, no podemos fallarles. Que nuestras acciones de hoy determinen un mañana donde ninguna mujer sea vulnerada, maltratada o asesinada. Atlántico debe estar libre de feminicidios, y el país debe unirse en una sola voz: no más violencia contra la mujer.